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Redacción La Prensa Araucana

En Tame, el Río Cusay ya no es solo un cauce natural: es una metáfora líquida de lo que ocurre cuando las soluciones son más propaganda que ingeniería. 🌊💸

Otra vez el sector de El Botalón —sí, otra vez— vuelve a ser epicentro de una emergencia anunciada. El Cusay sigue comiéndose hectáreas de tierra, arrancando árboles de raíz, tragándose cultivos, devorando cercas y, lo más simbólico: desmantelando las promesas oficiales piedra por piedra.

📍En esa misma vereda donde se han invertido miles de millones en obras de contención, horas máquina, barreras de rocas y hasta en “ollas comunitarias” —como si el sancocho sirviera de muro—, hoy la corriente sigue arrasando. No solo con la tierra, sino con la confianza de los habitantes.

Fiorela Ruge, habitante del sector, alzó el S.O.S.
Con imágenes de drone en mano, mostró que lo grave ya no es solo lo que se pierde: es lo que nunca se protegió bien. 🆘🚁

“Pedimos ayuda urgente, el río se llevó hasta la barrera de piedras que se instaló hace apenas un año… y ya está peligrosamente cerca de las torres de energía de Enelar”, denunció.

🔌 Si el agua llega a las torres, no solo será un problema de erosión: será un apagón con responsables conocidos. No es ciencia espacial, es sentido común. Pero ese, al parecer, no ha llegado a los escritorios de quienes deberían diseñar un proyecto real, integral y de emergencia, no paños de agua tibia para una corriente que ruge.

🎭 En El Botalón la historia se repite: el río avanza, las fincas retroceden, los políticos aparecen en época electoral y desaparecen en temporada de lluvias. Todo mientras los millones asignados parecen haber fluido… pero no precisamente hacia la solución.

🌱 Porque aquí no estamos hablando de simples tierras baldías: son fincas productivas, sueños sembrados a mano, familias que ven cómo cada crecida del río arrastra su presente y entierra su futuro.

📣 La pregunta es tan vieja como urgente:
¿Cuántas hectáreas más necesita llevarse el Cusay para que alguien se lo tome en serio?

Y ojo: lo que se está cayendo no es solo la orilla. También se viene abajo la credibilidad de quienes, con cada aguacero, se lavan las manos mientras el río hace su trabajo.

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En Saravena, mientras el discurso oficial habla de vías para la paz y desarrollo rural, hay un puente que está gritando —sin micrófono y sin eco— que está a punto de colapsar. 🌉💥

Se trata del paso sobre el río Satocá, en plena zona rural del municipio, una estructura que no solo conecta tierras, sino que sostiene la vida económica y social de decenas de familias campesinas. Hoy, ese puente no aguanta más: está fracturado, oxidado y al borde del desplome.

No fue un dron ni una inspección oficial quien dio la voz de alerta. Fueron los campesinos. 🧑🏽‍🌾🚜

Ellos, los que madrugan para sacar lo poco que produce la tierra. Ellos, los que cruzan ese puente a diario con el miedo metido en los huesos. Ellos, los que no están en TikTok ni en ruedas de prensa, pero que siguen esperando que alguien —cualquiera— los escuche.

👉 La petición es clara y repetida: que Gestión del Riesgo, tanto local como departamental, deje de mirar para otro lado. Que la alcaldía y la gobernación actúen antes de que el puente se convierta en noticia luctuosa y no en simple urgencia.
Porque cuando el cemento se parte y el hierro cede, no solo se cae una estructura: se derrumba una comunidad entera que depende de ella.

La vía es secundaria en el mapa, pero primaria en la vida de quienes siembran y cosechan en esa región del Piedemonte Llanero. Y lo han dicho sin titubeos: si ese paso desaparece, con él se irán sus posibilidades de transporte, comercio, salud y estudio.

🆘 Lo que piden no es una megaobra ni una promesa electoral: es una solución urgente, técnica y humana. Porque, como suele pasar en este país de prioridades invertidas, si ese puente estuviera en el centro de Bogotá, ya habría helicópteros, contratistas y titulares.

🎤 Hoy el puente de Satocá no tiene vocero político. Tiene campesinos con botas enlodadas y una verdad que nadie debería ignorar: están a días de quedar incomunicados, aislados por el olvido y por el desinterés de quienes deberían protegerlos.

📣 ¿Será que hay que esperar a que se caiga para actuar? Ojalá esta vez, la respuesta llegue antes de la tragedia.

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Por La Prensa Araucana

Con la misma solemnidad con que se iza la bandera en un acto protocolario —pero con mucho más contenido que ceremonia—, en el auditorio Trino Torres de Arauca se escucharon palabras que podrían marcar el futuro de más de un joven profesional. 🏛️

La directora de la Academia Diplomática, Ana María Moreno, llegó con su comitiva no a dictar una cátedra hueca, sino a abrir las puertas —por donde entran pocos— de una carrera que suena lejana, pero que hoy tiene las coordenadas puestas en esta esquina del país: Arauca. 🌍

Con voz firme y sin rodeos, Moreno lo dejó claro: “Estamos buscando los 25 próximos diplomáticos colombianos”. El número no es caprichoso, es selecto. Son 25 plazas para representar a Colombia en el mundo y, por primera vez en mucho tiempo, los jóvenes de esta tierra fronteriza tienen una cita con la historia. ✈️

📜 La Cancillería ha expedido la Resolución 3766 del 31 de marzo de 2025, la carta magna del proceso de selección para el ingreso a la Carrera Diplomática y Consular 2027. Lo que antes parecía exclusivo para los de Bogotá, ahora se escucha con acento araucano.

Desde el 1 hasta el 8 de julio de 2025, las inscripciones estarán abiertas. Sí, solo ocho días para que los sueños de representación internacional comiencen en una pantalla: www.cancilleria.gov.co. 💻

Aquí no hay palancas, ni atajos. Hay mérito, requisitos claros y un concurso público que puede cambiarle la vida a cualquiera con preparación y disciplina. Y eso —en un país donde la meritocracia suele ser palabra de adorno— ya es una noticia.

👏 La Administración Municipal respaldó este espacio como lo que realmente es: una oportunidad. Una de esas que no se repiten dos veces. Una de esas que, si se aprovecha, puede llevar el nombre de Arauca al cuerpo diplomático de Colombia.

🎓 En tiempos donde lo público se ve con sospecha, es refrescante saber que hay convocatorias que apuestan por el talento, no por el padrinazgo. El tablero está abierto. Las fichas se mueven. Y ojalá, esta vez, sean varias las que salgan de Arauca directo al mundo.